Escrito por: José Verdón

El maestro rodeado de espejos, da pases de cartel, se gusta y llega casi al orgasmo pensando que está realizando su faena en un coso lleno a reventar, que en poco va ha levantarse para pedir el rabo y las dos orejas. Más todavía tras los mejores lances y los chupitos de licor del descanso, soñará con una noche deluna llena y desnudo citando al astado negro embistiendo y burlando dos puñales de una muerte lorquiana. Igual de narsicista y fantasmal que el político ante el micrófono y los disparos de las cámaras, miles de telespectadores y radiooyentes, unas estadísticas que le dan la mayoría absoluta y otros cuatro años de poltrona, viajes, discursos. Para más adelante su retirada, amasar una fortuna y formar parte de la mitología patriota del Reino de españa.

El público estaba en pié, la tribuna llena pero no eran olés, ni viva lo que vociferaban. Ayuso, Ayuuuuso, Ayouuuso. No pedían la oreja de la fiera, pedían la cabeza de Feijo. La cara desencajada del gallego era un poema, la fiera de los Madriles ya se jamó a Casado de una sola corná. Un peligro cercano, certero, sintió que Ayuso le clavaba los ojos en la femoral .

La verdadera política es dar solución a los problemas de las personas, repartir la riqueza a los que la producen, los trabajadores, as y hacia los más pobres, dar de baja y retirarles la inviolabilidad e inmunidades a la casta política, a la monarquía y ponerle trabas a los desvíos de poder de jueces y militares.

Coger al “toro por los cuernos” es acabar con el machismo, si, esas desigualdades de género que perpetúan el paternalismo, es decir los privilegios de los machos alfas, esos que no cuidan hijos ni ancianos, que no preparan alimentos ni limpian los hogares ni los culitos. Los del “Para mi o para nadie”los machos que las matan porque tanto las quieren. Coger al toro por los cuernos es controlar los beneficios de bancos y energéticas,permitir que todas las personas al menos tengan acceso a los servicios básicos para su integridad, alimentación, salud, vivienda y educación.

Los que estamos por los cambios revolucionarios y no por tomar las migajas que los falsos demócratas y reformistas nos arrojan estamos hartos de que nos toreen una vez más. Tampoco nos van a enseñar a sumar a estas alturas, no queremos buscar la papeleta del voto útil, esa que tanto apesta y tampoco vamos contentos ante una posible carambola del fascismo y la derecha que resucite a franco. Como las máquinas son complicado de manejar y la sangre no nos cae bien preferimos dejar la guillotina en paz y hacer una buena moda textil donde no hayan uniformes, togas, sotanas, hábitos, camisas azules ni otros complementos de glamur españolista como banderitas con aguiluchos, pegatas de estas en los relojes, cirios ni velas, coronas, porras, sobres con balas, etc.

Nos gustaría una bonita moda con muchas batas blancas, tipo sanitarios e investigadores, guardapolvos de docentes y muchos babis de guarderías y ropas de trabajo con muchos bolsillos para que quepa un buen salario y una “pistola” de pan, por supuesto, con buen chorizo o jamón para reponer fuerzas.

Una Feria taurina muy concurrida, el diestro de rojo y morado vuelta al ruedo y silencio. Los maestros de azul y gualda voltereta, pitos y bronca. No estuvieron a la altura del público contribuyente ni de las fieras. No pudieron, no supieron o no quisieron coger al toro por los cuernos. No me extraña que en muchos lugares prohíban estos acontecimientos tan crueles e inútiles. Si a eso del toreo le llaman cultura y al trasteo de los políticos le denominan democracia y servicio público, algo no va bien. Más que una buena corrida popular, tiene toda la pinta de otro gatillazo electoral.

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