Hacia el relanzamiento de Barrios Hartos

El crepúsculo de la dictadura estuvo marcado por las enormes luchas de la clase trabajadora y los sectores populares; la lucha obrera en las empresas y la lucha estudiantil destacaron. Pero también tuvieron una importancia muy relevante, imposible de exagerar, las luchas barriales, que en esencia tenían una composición social ligada a las luchas en los tajos y en los centros de estudio.

Los barrios obreros y populares, construidos de forma atropellada a partir de la población rural excedente que venía a la capital a buscar trabajo, carecían de las más mínimas instalaciones y servicios. Su abandono era la otra cara del control totalitario que ejercía el régimen sobre la clase trabajadora en el lugar de trabajo y en el ámbito de lo político. En este ámbito de opresión siempre tuvo un papel destacado la represión, ejecutada desde la policía y demás cuerpos estatales (jueces, medios al servicio del régimen, la red de chivatos, etc).

Las insoportables condiciones de vida en estas barriadas se convirtieron en el combustible para las luchas vecinales, como las insoportables condiciones de trabajo en las empresas lo fueron para las luchas sindicales y la insoportable opresión para las luchas políticas. 

De aquí surgieron las “Asociación de Vecinos”, como órganos de lucha en las barriadas. Estas organizaciones protagonizaron enormes combates en los barrios obreros y populares de Sevilla en los años 1970´s, como en el resto del Estado. Todo lo que en infraestructuras, salud, educación, limpieza, ocio, deporte, etc existe hoy en estos barrios procede de este período. 

La “transición” desembocó sin embargo en una gran frustración frente a las enormes expectativas de cambio social que albergaba el gran movimiento protagonizado por la clase obrera y la juventud. No se derrocó al  régimen político franquista, lo que se hizo fue permitirle que se reformara a sí mismo. La condición inevitable para efectuar tal maniobra a gran escala fue integrar al proceso de “cambio” al movimiento obrero y vecinal, a través de la implicación de sus direcciones. A pequeña escala, a nivel local, esto tuvo una manifestación muy visible en cuanto a la normalización de la participación de las direcciones de las Asociaciones de Vecinos en decisiones antes absolutamente vedadas. Los continuadores del franquismo pronto se dieron cuenta que esta participación lejos de poner en riesgo la gran estafa de “profundos cambios”, la apuntalaba y perfeccionaba mediante la apariencia democrática y participativa. Conforme las asociaciones se implicaban en negociaciones, mesas de diálogo y compromisos, menguaba la actividad de combate en las calles, apartando progresivamente a los vecinos de la participación activa. Todo este proceso termina con el vaciamiento y el debilitamiento de las asociaciones tradicionales, que acaban convirtiéndose en meros apéndices del régimen del 78. Algunos casos de desvío de dinero y tráfico de influencias terminaron por dar al traste con la imagen y la confianza en estas organizaciones. La decadencia de las conquistas va al compás del debilitamiento progresivo de las actuaciones combativas de las asociaciones vecinales.

No obstante, hay que resaltar la existencia de honrosas excepciones que niegan el curso general de los acontecimientos. A estas organizaciones que mantienen el espíritu combativo y la referencia en el terreno de la lucha, nos dirigimos fraternalmente para establecer alianzas y lazos de hermanamiento.

Mientras tanto, sucedían las recurrentes crisis económicas del capitalismo, culminando con la “gran recesión” de 2007-8, que iban agravando cada vez más las carencias de los barrios: al paro de larga duración, a la creciente precariedad y depauperación en el empleo, a la falta de derechos de los inmigrantes, se sumaban el problema de la vivienda (hipotecas y alquileres astronómicos) y los recortes en servicios sociales. Un cóctel que sólo podía producir marginación y miseria.

Son varios los intentos que se han dado en nuestra ciudad para sobreponerse a esta situación, para reconstruir la lucha vecinal. Desde intentar revivir Asociaciones de Vecinos con una nueva orientación hasta constituir organizaciones nuevas. Algunos dieron lugar a luchas importantes, pero todos quedaron finalmente aislados, tal vez por falta de fuerza pero también por una insuficiente definición de los objetivos. Sin olvidar el rol relevante cumplido por la represión al amparo de la Ley Mordaza y el nuevo Código Penal, y el sabotaje de los partidos y organizaciones del sistema y sus medios de comunicación.

La cuestión de revertir la situación, impulsar movilizaciones en los barrios obreros y populares de Sevilla para recuperar y ampliar los servicios sociales y suministros esenciales, para volver a hacer habitables las barriadas, estaba ahí, sin ser cubierta.

Desde 2018, la Plataforma Interdistritos Barrios Hartos en Sevilla capital se ha dado como misión cumplir esta tarea. La de impulsar, organizar y centralizar las múltiples luchas que surgen en los barrios obreros y populares de Sevilla. Al llamado de Barrios Hartos, se constituyeron plataformas y se adhirieron entidades preexistentes de numerosos distritos de la ciudad.

Se unificaron sobre la base de una definición clara, no la defensa de los intereses de los vecinos “en general” sino de la defensa de los barrios obreros en cuanto que tales. Se reconocía que cuestiones como la seguridad y la delincuencia son acuciantes, pero se comprendía que sólo podían ser abordados a partir de la resolución de las carencias que sufren los barrios, lejos de enfoques represivos. Se era consciente de que lo que los barrios obreros y populares necesitan es empleo, servicios sociales que atiendan a los sectores en peligro de marginación (inmigrantes, parados de larga duración, etc), educación y sanidad pública, suministros (limpieza, instalaciones adecuadas de electricidad, agua y otras),…

En resumidas cuentas, poner la redignificación de los barrios obreros y populares en el centro de la escena, con un enfoque marcadamente de clase, entendiendo que los privilegios de la clase dominante sólo son posibles mediante el hundimiento progresivo de la clase obrera. Por eso entendemos que son irreconciliables los intereses de los grandes poderes económicos y los de los sectores populares. En el actual contexto de crisis profunda del sistema capitalista esto se concreta en ataques que tienden a liquidar las grandes conquistas del pasado.

Esto se concretó a lo largo de 2018-22 en múltiples luchas por los servicios públicos, accesos apropiados mediante transporte público, solidaridad con empresas en lucha, entre otras, tanto circunscritas a distritos como movilizaciones generales a escala de toda Sevilla.

Los apagones que plagaron los barrios obreros, especialmente del distrito Cerro-Amate a partir del verano de 2022 dieron lugar a un salto en la movilización y también en el papel como organizador de Barrios Hartos. La lucha se convirtió en un referente en la ciudad y también -a través de su difusión mediática- más allá. Aunque el problema no se ha resuelto aún, la instalación por Endesa de 8 transformadores (de los 12 que había prometido años ha, pero de los que estaba a años luz de colocar si no hubiera sufrido la presión de la movilización) se ha convertido en una muestra visible para cualquiera de que la movilización rinde frutos.

Pero esta movilización al mismo tiempo que resultó un gran logro, tensionó todas las costuras del movimiento. La estructura organizativa de Barrios Hartos se había quedado por detrás de las tareas y las necesidades de la lucha. Se trata ahora de subir un nivel. Hay que reforzar las plataformas existentes, recuperar las que se habían quedado atrás, crear nuevas en los lugares donde no hay presencia, impulsar a Barrios Hartos en cuanto que organización que se plantea como la alternativa para liderar las luchas barriales y vecinales en Sevilla. Hay que hacerlo y lo vamos a hacer.

Por todo esto, el pasado 18 de marzo se formó una “Comisión Organizadora de Barrios Hartos”. Aparte de asumir las tareas que correspondían hasta ahora a la Coordinadora de BH, esta Comisión tiene el encargo de preparar un gran encuentro para el 11 de noviembre de 2023.

Este encuentro tendrá la tarea de dar un salto en la construcción de Barrios Hartos, aprobando normas de funcionamiento y adhesión, un manifiesto ideológico y un programa reivindicativo. También tendrá que elegir una Coordinadora democrática y representativa que sea capaz de impulsar el movimiento a la altura de las necesidades de la lucha.

Llamamos a todo el activismo vecinal de Sevilla que comprenda que las reivindicaciones barriales sólo se pueden conseguir por la vía de la reivindicación y la lucha y no por la de la negociación y la asociación con las instituciones, a participar en la preparación del encuentro:

• discutiendo el proyecto de manifiesto y tabla reivindicativa;
• uniéndose a las plataformas existentes o fundando plataformas nuevas;
• participando en el propio encuentro, formando parte de Barrios Hartos.

Vamos a recuperar la experiencia de lucha acumulada en los barrios que permanece latente o dormida. Vamos a incorporar a las nuevas generaciones más jóvenes, sin vivencias anteriores de lucha pero que llegan libres de desánimo y desgaste. Vamos a incorporar a todos los sectores más oprimidos y aplastados, mujeres, tercera edad, parados de larga duración, precarios, gitanos, inmigrantes… Vamos a organizar la lucha por los derechos y los intereses de la clase trabajadora en sus lugares de vida, en sus barrios, en sus calles y plazas. Y vamos a ganar.