El PSOE da la espalda al sufrimiento acumulado de las familias obreras y con su abstención en el pleno municipal deja que se apruebe la subida

El Ayuntamiento de Sevilla, institución que se presenta como la más cercana a los ciudadanos, ha vuelto a dar la espalda a las familias trabajadoras imponiendo una carga extra a las maltrechas economías a través de las tarifas de agua. 

No debemos olvidar que estamos en una de las ciudades con mayor índice de paro de entre todas las capitales del Estado y donde la desigualdad se puede observar simplemente paseando por los barrios. 

José Luis Sanz, que no muestra pudor alguno en gastar casi un millón de euros en renovar unas farolas del centro, mientras hay tantos problemas de suministro eléctrico en los barrios obreros, llegó diciendo que el agua en Sevilla no se actualizaba desde hacía una década. Mintió abiertamente. El agua en Sevilla ya se subió a finales de 2019 un 6,9%, cuando apenas año y medio antes Emasesa había decidido repartir dividendos entre los ayuntamientos. Este reparto en realidad fue un escándalo porque dejaba claro la poca previsión que reinaba entre los gestores de entonces, a pesar de tanto como se cacarea ahora el problema endémico de Sevilla con el agua. Aquello se hizo poco antes de la pandemia de la Covid19 y nos tuvimos que tragar una subida de esa índole en plena crisis social.

Ahora tenemos otra pandemia. En esta ocasión es económica y se está llevando por delante la economía de miles de hogares, a manos de las subidas de las hipotecas, los alquileres y los alimentos, además de la ya consolidada subida del combustible que llegó para quedarse. Por supuesto, los beneficios empresariales no reciben el mismo castigo en esta pandemia que los salarios, pensiones y ayudas sociales. 

Sin embargo, al Ayuntamiento, principal socio de Emasesa con el 69% de participaciones, no se le ha ocurrido otra cosa que aplicar la solución más a mano para cubrir un agujero de unos 11 millones de euros Esto es menos que lo que se repartió en beneficios en 2017 y 2018. Hablan de un incremento del 18% para la inmensa mayoría entre 2024 y 2025 (9% y 9%). Demagógicamente, estos defensores de la subida, afirman que esto es necesario para paliar los efectos de la sequía y que el incremento no representa un coste excesivo.

Lo que desde los barrios obreros vemos es que lo que sí excede es la dureza del rostro de estos representantes. Primero porque el agua es un bien irrenunciable y por lo tanto el precio a pagar se parece más a un impuesto que a otra cosa. Por lo tanto, cualquier incremento debería ser realmente progresivo, lo que quiere decir en función de la renta, además de los incentivos a la reducción de consumo. 

Desde nuestro punto de vista, si los transportes han sido subvencionados parcialmente por el Estado, creemos que tanto o más necesario es garantizar la gratuidad del agua para aquellas familias trabajadoras (ingresos medios respecto al salario más frecuente, sólo los llamados “vulnerables”) que consuman por debajo de los actuales 105 litros/día. El coste debería ser sufragado por las arcas públicas, las cuales deberían alimentarse con impuestos a los grandes consumidores, rentas altas e industrias turísticas y otras grandes consumidoras de agua.  Esta medida sí sería “anticrisis”, progresiva e incentivaría bajar el consumo.

Sin el PSOE la subida no hubiera sido posible

Pero José Luis Sanz y su equipo del PP no está solo. En el pleno del Ayuntamiento, la medida salió adelante gracias a la abstención del PSOE, que meses antes aseguró, en palabras de Antonio Muñoz, que se opondría a la subida.

Sin embargo, las palabras (que están grabadas) no tienen siempre el valor que se les supone. En una entrevista de radio fue preguntado expresamente qué opinaba del asunto y respondió tajante. Cuando le repreguntaron incluso bajando al 15%, la respuesta fue igualmente que no.

Sin embargo, motivos que no aciertan a exponer claramente los ha hecho cambiar de opinión (y a otra cosa mariposa). Carmen Fuentes (PSOE), concejala miembro del Consejo de Emasesa, se abstuvo en la votación del pleno en octubre de la empresa pública. Esto dejó en suspenso la medida, a falta de que el pleno del Ayuntamiento como socio principal se pronunciara. Por entonces, Barrios Hartos salimos a las calles para rechazar la subida. 

Desde octubre hasta ahora, cuando se hicieron entrevistas, noticias con el anuncio, etc… no se supo nada. Se hizo que el tema se olvidara. Esto es una operación que se sabe hacer cuando las negociaciones se hace entre bambalinas. Y la prueba de que esto se estaba haciendo es que “sorpresivamente” se anunció un día antes del pleno que el tema de la subida se sometería a votación. Sin más.

El pleno se celebró y el PSOE después de la postura de octubre, que bloqueó la subida, ahora permite con su abstención que el PP efectúe la subida. De hecho, la misma concejala Carmen Fuentes ha sido la que ha dado una breve explicación como pidiendo disculpas, amparándose de que “se hace por solidaridad con los pueblos de la provincia”. ¿Solidaridad? ¿Con quién? Antonio Muñoz esta vez no ha dado la cara. Algo no cuadra. De hecho la explicación de Fuentes no parece ser muy consistente cuando en realidad la situación déficit de la empresa admite medidas extraordinarias que solucionarían la situación sin recurrir al saqueo por igual de las familias trabajadoras,.

La demagogia de la tarifa social y otras

Hablar de tarifa social casi como contrapartida a la subida es una burla y una auténtica hoja de parra. Primero  porque el objetivo de llegar a 10.000 clientes de toda la red (Sevilla y municipios abastecidos por Emasesa) no representa ni un 2% de la población de la ciudad. Y segundo porque el crecimiento de la niveles de carestía en la población se ha incrementado en estos años muy por encima del objetivo (que ya veremos si se llega, incluso en la magnitud miserable planteada).

El PSOE trata de presentar como un logro que no se suba la recogida de basura. Sin embargo, esto es un argumento otra vez válido para quien se quiera dar al engaño. Esto es como si suben las zanahorias y tuviéramos que agradecer que no ha subido también el azúcar.

Es claro que el PSOE se suma al PP en esta medida que convierte el agua, en manos de una empresa pública, en una mercancía más. Sube como lo han hecho las grandes superficies, los banqueros y los grandes empresarios de la energía. Entonces si el Ayuntamiento, y el PSOE como partido de oposición, no sirven para amortigar esta situación de pérdida de poder adquisitivo de la inmensa mayoría, … ¿entonces para qué sirven?

Ahora se abre un plazo de un mes de alegaciones para impedir que la subida acabe imponiéndose. Emplazamos a los partidos de la oposición a que se actúen de inmediato y se replantee el asunto. Viendo las argumentaciones del PSOE esperamos poco, pero si tuvieran algún tipo de responsabilidad para con los votantes que esperan algo distinto respecto a las medidas del pepero Sanz, lo harían. 

De lo contrario, quedará claro que la “responsabilidad” y “solidaridad” del PSOE no es precisamente con la clase que representa la O en sus siglas. Y habrá que recordar que Socialismo no se refiere a socializar las cargas y las pérdidas mientras se mantinen los beneficios de los grandes hoteles, pisos turísticos y grandes restauradores, que seguirán haciendo su agosto subiendo unos eurillos a sus clientes y apretando aún más los ritmos de sus trabajadores. En eso quedará la subida “extraordinaria” aplicada a los grandes hosteleros, mientras en sus negocios sus clientes triplican el consumo de agua respecto a la media.

Estas maniobras en las instituciones, con ahora sí y ahora no, son las que siembran la semilla de la abstención masiva que luego da paso a engendros de tipo PP-VOX. Alguien debería reflexionar sobre esto, partiendo de que en los barrios obreros el cansancio de medias verdades y mentiras encubiertas ha llegado a límites peligrosos.

Municipios abastecidos por Emasesa

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