La muerte del senegalés tras su supuesta persecución es un hecho muy grave que muestra otra vez el desprecio por la vida de los más humildes, quienes -para las autoridades- manchan un centro estupendo lleno de luz y colorido puesto al servicio del turismo adinerado.

Para nosotros lo que mancha la ciudad es la inhumanidad de la que hacen gala unas ordenanzas municipales que están de espaldas a la vida miserable a la que se condena a la población más vulnerable y vulnerada. Que cabe esperar vista su indiferencia ante la falta de futuro que se le presenta al grueso de los jóvenes de nuestros barrios obreros, instalados en la precariedad, el desempleo y la falta de vivienda digna.

Y las ordenanzas son parte del conjunto de un sistema orientado exclusivamente al beneficio rápido de explotar la ciudad como un parque temático. De ello se extrae hipócritamente la orden limpiar las calles para que todo luzca perfecto. Esas actuaciones es lo que ensucia y contamina esta tierra. Mientras hacen esto, envían postales navideñas con el niño Jesús en su pesebre. Más hipócritas no los hay. Serviles con los fuertes y fuertes con los débiles, por eso han hecho todo lo posible para echar del centro a cientos de personas sin techo y sin recursos. O a trabajadores precarizados que restaban viviendas a la más rentable explotación turística. Su desprecio, su racismo congénito y su hipocresía no conmueve nada en su consciencia porque simplemente carecen de ella.

Más allá de cómo sucedieron los acontecimientos, lo ocurrido es en si mismo una muestra más de racismo, del trato discriminatorio y aporofóbico que desde la policía se da a los manteros, migrantes que intentan sobrevivir procurándose ingresos con la venta ambulante vista su imposibilidad de acceder a otros puestos de trabajo. Comparémoslo si no con la tolerancia y permisividad con que gestionan los desmanes de los ultras de futbol, o las botellonas de los jóvenes mayoritariamente pertenecientes a familias acomodadas o turistas arios de vacaciones etílicas en Baleares o la costa peninsular.

Adicionalmente llama la atención el comportamiento del grueso de los medios de comunicación, que renunciando a cualquier posición crítica dan por impoluta la versión que de los hechos hace la Policía Municipal. No les genera ninguna duda que una persona con su documentación en regla elija un carrera desesperada hacia un punto sin salida arrojándose al río pese a no saber nadar. Ni cuestionan que la policía atribuya los numerosos desmanes a los manifestantes concentrados ante la comisaria de “La Ranilla”, con destrozos e incendio de contenedores, pese a no disponer de prueba explícita de ello. Todo orientado a criminalizar al inmigrante pobre que busca fortuna en Europa tras huir de su tierra, habitualmente devastada por la explotación, guerras y expolio generados, mayoritariamente, por las grandes corporaciones europeas.

Convocatoria que parte de los compañeros de la Carpa

Desde los movimientos sociales y desde la ciudadanía igualitaria y antirracista debemos manifestar nuestras inmensas dudas sobre lo sucedido, exigiruna investigación independiente que recoja y analice las posibles imágenes, las declaraciones de testigos y las conclusiones de la autopsia aplicando las responsabilidades penales y políticas que cupieran. Desde la movilización en las calles debemos exigir que se conozca la verdad. Al tiempo que se modifiquen las ordenanzas y protocolos de actuación policial escuchando a las asociaciones de migrantes y manteros, garantizando que ninguna muerte más tenga lugar por intentar procurarse una vida digna sin racismo, aporofobia ni violencia institucional.

Solidaridad con la familia y allegados de Mahmoud!

¡NINGUNA PERSONA ES ILEGAL!

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