POR EL FIN DE LOS CORTES DE LUZ EN LOS BARRIOS OBREROS

POR LA RENACIONALIZACIÓN BAJO CONTROL OBRERO DE LAS ELÉCTRICAS

POR LA DIGNIDAD DE NUESTROS BARRIOS

Esta mañana hemos expuesto sólo una muestra de nuestras numerosas pruebas. Son fotografías que hemos llevado hasta las puertas de la sede corporativa de Endesa, que muestran claramente el estado de abandono de las instalaciones que tantas veces hemos denunciado.

Hace pocos días inundaron los medios de comunicación con un teletipo explicando que un transformador del Polígono Sur había salido ardiendo por los cultivos ilegales. Pero nunca hemos visto un teletipo explicando los cortes de más de 20 horas que se sufren en muchas muchas zonas donde no se conocen este tipo de actividades, pero en las que, sin embargo, sí tenemos instalaciones abandonadas desde que la empresa cayó en manos privadas.

Para Endesa y algunos medios bien alineados, que los cables tengan más años de lo que las propias normas técnicas estipulan no son nunca causa de los fallos en el suministro. Para ellos siempre los culpables son los propios barrios, y siempre lo propagan a los cuatro vientos.

Lo más llamativo es que en esta labor de desinformación e intoxicación se encuentren cargos que tienen la obligación legal de perseguir este fraude eléctrico por parte de la compañía, que aún siendo bien pagada por el Estado para el mantenimiento de la red, la abandonan para engordar año tras año sus beneficios. Nos referimos a la Junta de Andalucía, con los políticos del PP al mando que fueron también los que vendieron a precio de saldo una empresa pública (aunque el proceso empezó antes de que ellos llegaran, tampoco lo olvidamos), prometiendo que el mercado iba a ser mejor. Nunca explicaron «mejor para quién». Desde luego son los grandes fondos de inversión privados (mayoría en ENEL, la matriz de Endesa) los que sí tenían la respuesta.

Para que ello pudiera ser posible les bastó con comprar a un puñado de políticos otorgando puestos en los Consejos de Administración. Una pequeña inversión en corrupción que rápidamente sería amortizada. Esa es la explicación por la que en el Estado español las energéticas duplican el margen de beneficios respecto a la media europea.

A diferencia de otros países como Francia, Italia, Suecia, Países Bajos, Suiza o Alemania, en nuestro país la corrupción ha corrido como la pólvora, especialmente en este sector.

Recientemente en la Gomera ha quedado al descubierto el lamentable estado de las infraestructuras, sumiendo a una isla entera en la Edad de Piedra durante días. Pero lamentablemente, esta es la situación para decenas de miles de personas en los barrios obreros de ciudades como Sevilla, Granada, Almería, Málaga y una larga lista de pueblos, que al estar en un medio más amplio pueden hacer pasar más fácilmente como anomalías puntuales.

Nosotros bien sabemos que no es así porque este problema se puede encontrar en la prensa desde hace más de 20 años, por lo que se puede considerar ya un problema endémico.

Afortunadamente, la conciencia obrera y la organización en nuestra ciudad ha dado un paso al frente y ha sabido ligar este problema a otros que tanto castigan a nuestros barrios. Sabemos, y lo sabemos de forma colectiva, que el problema de los cortes de luz está engarzado con el desprecio clasista que sienten los que detentan el poder económico y los que ponen a su servicio el poder institucional.

Nuestros barrios sufren un maltrato sistemático, que va desde la limpieza hasta las infraestructuras más elementales (calzadas, electricidad, alumbrado público, parques) y pasando por el estado de centros de salud y educativos de la red pública, y la falta de acceso a la vivienda. Todo funciona a las mil maravillas para los políticos como los de la Junta de Andalucía para quienes el dogma de fe es la máxima ganancia para banqueros y grandes empresas, a cuyo servicio se encuentran.

Por esto estamos decididos a no cejar en nuestro empeño de que el asunto de los cortes eléctricos se convierta en un lamentable recuerdo superado (que ya ha dejado fallecimientos y mucho sufrimiento por el camino). Lo seguiremos diciendo: los cables deben desplegarse, los transformadores deben reformarse. Pero también diremos una y otra vez que la solución definitiva sólo puede venir de la mano de la renacionalización de lo que nunca debió ser privatizado, y puesto bajo el control de los trabajadores para evitar la repetición de las puertas giratorias y la corrupción a través de la intervención de los poderes económicos dominantes.

En esto el Gobierno central tiene que decir de qué lado está. Por ahora su silencio y su trato amable con los poderosos no nos concita más que una percepción colectiva de indiferencia hacia nuestras condiciones. No podemos decir que para la población de los barrios obreros la situación haya mejorado, ni tampoco nos sirve un consuelo del tipo «podría ser peor». Por supuesto que podría ser peor si no fuera por la resistencia que ofrecemos los trabajadores con nuestros propios medios a los abusos cotidianos, usando las herramientas que otros tantos conquistaron (las huelgas, las manifestaciones, la organización, etc).

Pero también añadimos que nuestra andadura de reorganización y relanzamiento de la lucha y la conciencia de las familias obreras en los barrios no se detiene ante estos problemas. Exigiremos su solución y lo conseguiremos, como ya se está obligando a Endesa a intervenir en numerosos barrios a través de la presión y la movilización. Pero no nos detendremos aquí. Nuestra organización aumenta y la pondremos a disposición de nuestros únicos y exclusivos intereses, que coinciden con los de la inmensa mayoría de la sociedad.

Vamos adelante con las asambleas de barrios para organizar una gran manifestación a finales de septiembre, cuya fecha se fijará mañana, en la que tienen que estar presentes todas nuestras reivindicaciones.

Retomemos nuestro camino de lucha, el que tanta dignidad dejó en los barrios obreros que hoy tratan de hacer retroceder a condiciones impropias de nuestros tiempos.

Hacemos un llamamiento especialmente a los más jóvenes, que deben unirse y fundirse con quienes tenemos la fuerza del número y la conciencia. Lo queremos conseguir todo, ahora que nos lo quieren quitar todo para aumentar la acumulación ilimitada de beneficios en manos privadas.

Volveremos a las calles una y mil veces. Esta mañana Endesa nos tuvo enfrente otra vez a pesar de las temperaturas, de la mucha gente que está trabajando o cuidando pequeños, pero no será la última vez que ahí nos vean, ellos y los poderosos que los protegen.

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